Por Freddy Medrano
SANTO DOMINGO, República Dominicana (EXCLUSIVA).- El ingenio del dominicano no tiene límites cuando se trata de subsistir o de buscar ventajas, y en la crisis de la pandemia esa situación se ha puesto de manifiesto en burlar las medidas restrictivas para frenar los contagios del COVID-19.
Eso ocurrió este sábado cuando unidades de la Policía recorrían el sector de Villa Juana, en el centro de la capital dominicana, para comprobar el cierre de los negocios a partir de las 7 de la noche.
Ciertamente los negocios cerraron, pero en el caso de los llamados colmadones los dominicanos se las ingenian. Algunos de esos negocios tienen una puerta trasera y por esa vía introducen los clientes para que sigan consumiendo dentro del local.
Una vez dentro del local, el propietario del negocio baja el volumen de la música para despistar a la policía.
Los parroquianos siguen consumiendo bebidas alcohólicas y hacen los perdidos prácticamente por señas.
Esa estrategia permite al negocio seguir vendiendo hasta altas horas de la noche sir ser molestados por la Policía.
Cuestión de ingenio frente a las medidas restrictivas del COVID-19.
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