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Un domingo, o una buena conversación con Aurora Agüero

 


FREDDY MEDRANO

Editor en jefe

SANTO DOMINGO, República Dominicana. -La conocí taciturna en la calle Aníbal de Espinosa, del sector Villa Juana, al noroeste de Santo Domingo. Eran las siete de la noche del pasado jueves (5-5-22). Es tan arisca que no permitió que la fotografiara, mas entablamos una dinámica y divertida conversación. Ella tiene 82 años, con una lucidez mental como ñapa.

-Aurora, usted nació en la madrugada-,la increpé.

-jajajajajaj, ja, ja-, la respuesta.

-Ya nací casi finalizando Trujillo, y mis padres vivían aquí en el sector-, me dijo.

La noche se va vistiendo de un negro más intenso. Ruidos de motocicletas, mujeres a medio vestir, niños correteando, y hombres saboreando la bebida que regala el Dios Baco. Así discurría el ambiente.

-Qué lo que está pasando que las cosas están subiendo de precios-, me preguntó como si fuera mi abuela materna.

-Le puedo explicar-, le respondí.

-Sí-, carajo.

-Fíjese doña Aurora, hay una guerra entre Rusia y Ucrania, y debido a ese conflicto las materias primas que importamos no están llegando por estos lados. Y esas materias primas son fundamentalmente soya, trigo y maíz.

Con esas materias primas fabrican los aceites comestibles, la harina, y los alimentos para pollos y cerdos-, traté de explicarle con mis vagos conocimientos de economía.

-Ajaá-, asintió Aurora.

Frente a nosotros hay una pizzería artesanal. La atiende un venezolano, le llama Chamo. Aurora es su guardaespaldas hasta las once de la noche.

-Aurora, estamos en mayo, ¿no? -, reanimé la conversación.

-Sí mi comandante Freddy Medrano, estamos en mayo-, me dijo dulcemente.

-Qué se produce para la alimentación en mayo, doña Aurora-, le disparé.

-¡¡¡Las flores!!!!-, tronó.

-¡jajaja,jjaja,jaajaa-, le dije, ¡Coño!, las flores no se comen.

-¡ay coño, me esquivoqué, ay coño, ay-, perdóname.

-¡jajajaj, jajajajajaja,jaaaaajaaaa-, Aurora y yo.

-¡Vivo a Aurora, pero no la mudo!-

¿Y para que tú quieres mudarme?,-volvió a dispararme a quemarropa.

-Coño, Aurora esto va para Facebook-, le anunció.

Mi proclama cayó como la bomba de atómica de Hiroshima y Nagasaki: Aurora salió huyendo de la silla donde estaba sentada más rápidas que las carreras del antiguo hipódromo Perla Antillana de Simón Alfonso Pemberton.

-No, no, no me haga eso. Es que yo soy muy famosa, a mí me conoce mucho gente en Barahona, La Romana, Santiago, Jamaica, Nueva York, ¡ay no,no,no-, me vociferó.

-O sea, que usted es más famosa que Chedy García-, la acusé.

-No, no, ay no, no-, volvió a regañarme.

Auora Agüero se marchó a cenar a su sala, yo me fui a mi casa. Y el Chamo siguió vendiendo pizzas.

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