👉Altagracia Delgado sostiene que hay que aplicar “mano dura
contra la delincuencia” y la situación económica. Foto Freddy Medrano, El
Orientador.
Freddy Medrano
Redacción en jefe
SANTO DOMINGO, República Dominicana (EXCLUSIVA). – El
encuentro no estaba planificado. Fue fortuito; pedí un servicio de taxis, y al llegar
el automóvil, vi que era conducido por una mujer.
“¡Caramba la igualdad está avanzando!”, exclamé muy a
gusto.
“¡Buenos días, señor, es un placer servirle!”, respondió la
conductora con una sonrisa
El auto emprendió la marcha en dirección al sitio acordado.
En mi pensamiento bullía una pregunta, que en pocos segundos se la hice saber.
“Doña, ¿cómo se inicia en este negocio?, le disparé.
La respuesta fue directa y con una serenidad superable solo
por el silencio de una madrugada preñada por el rocío.
“Bueno, yo vengo saliendo de un cáncer, cuando me detectaron
el cáncer no estaba trabajando, tenía mucho tiempo sin trabajar, porque cuando
se llega a la edad de más de 35 años, ya no le dan trabajo a nadie”, dijo Altagracia Delgado.
“Si no hubiese sido por familia, ya yo estuviera muerta”,
agregó Delgado.
👉Altagracia Delgado: “Cuando me detectaron el cáncer estaba
completamente sin trabajo”. Foto Freddy Medrano, El Orientador.
La pregunta obligada
El automóvil, un pequeño Fiat blanco, se desplazaba por la
avenida Bolívar, y al girar a la derecha alcanzamos la Pedro Henríquez Ureña, en
el sector de Gascue, para llegar a la México. El reloj marcaba a los 8 y 15
minutos de la mañana.
“Doña, ¿usted superó el cáncer?, volví a dispararle.
“Me queda un año para declararme sobreviviente de cáncer”, me
dijo con la más absoluta firmeza.
Delgado, madre de una hija, lleva un año y tres meses trabajando
como taxista para la empresa Uber.
“Y cuál ha sido la experiencia”, la provoqué.
“Esto no es vida ni para mujer como yo, ni para una persona de mi edad”,
dijo. La taxista tiene 62 años.
“Esto deja solo para comer, para comer solamente”, se quejó
Delgado.
El relato terminó con un sabor a frustración, a hierro
caliente, a lamento colectivo de viejas deudas sociales acumuladas.
“Doña, ¿qué usted piensa de la vida?”, le pregunté
francamente.
“Que es muy dura, más en este país”, declaró Delgado.
Ella me dejó en el sitio acorado, y luego siguió la marcha
en su auto en busca de nuevos clientes.
Delgado nació en el Distrito Nacional.
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