*Alexis Joaquín Castillo
Fuiste faunal de una especie neotropical en extinción. Habitaste en todas partes hasta que un día, creativo ex nihilo, floreciste, muy cerca de las montañas, en una planicie insular.
Viniste en la montura mágica del corcel
alado que reside en la meseta de Navarrete.
Llegaste escoltado por los espíritus del
chamanismo de Arauca y de inmediato, como si tu génesis existiera articulada a
la República, te trocaste en un ciudadano de la democracia para, desde tu
plateado pedestal de tribuno, ejercer el oficio y la dignidad de servir.
Hubo en ti fuerza de voluntad y firmeza
para contener a los enemigos de la República, a aquellos qué, en los tiempos de
tu carnación, carecieron de sentimientos patrios.
Venciste no solo a los traidores también
al enemigo foráneo, a los doctrinarios de
Monroe, a los que desde otros litorales,
con su señorío de águila imperial se acostumbraron a apalear los signos
sagrados de la autodeterminación y soberanía de los pueblos del mundo.
Sin embargo, sin que ellos lo supieran,
apenas sin advertirlo, te convertiste en muralla, lienzo y baluarte de la
dominicanidad.
Hoy, que ya has recuperado tu forma, que ya no
eres carne sino constelación, te escribo desde mi galaxia terrenal no solo para
recordar con alegría
tu nacimiento, primero de septiembre,
sino para decirte que el
enemigo que ayer enfrentaste , el mismo de las dos caras, el traidor y el foráneo, como si fueran las efigies del Dios Jano, recobró su perfil. Apareció con similar fisonomía. Es el
mismo que aborrece la democracia y abjura del territorio. Solo que ahora vino decidido a ocupar el
territorio, a destruir nuestras cuencas de los ríos, a desvalijar como lluvia
inmisericorde nuestros recursos
naturales y hacer de la honestidad una
vulgar mercancía.
Lo que aún esos antipatriotas no saben es
que tu ejemplo nacionalista, y tu acendrado amor a la patria, perdura en la
germinación de tus rasgos mendelianos.
No saben que fuiste la reencarnación del heroísmos y de las epopeyas independentistas, y que tu sangre venerable, como la de Duarte, corre por las venas de miles y miles de hogares dominicanos, hijos de tu patria, dispuestos a defender con su abolengo el paradigma de Duarte y la abnegación nacionalista de Joaquín Balaguer.
*Alexis Joaquín Castillo, es un dirigente político y fue secretario de Deportes y Fiscal del Distrito Nacional. Reside en Santo Domingo.
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