FREDDY
MEDRANO
Editor
en jefe
SANTO
DOMINGO, República Dominicana.- El jardinero izquierdo de los Gigantes del Cibao, Marcell Ozuna, fue
escogido como el Jugador Más Valioso de la serie final de la Lidom.
El
pelotero tuvo varios problemas de violencia doméstica, por lo que permaneció
seis años sin volver al terrero de juego.
Como
si el pobre arranque con el madero y la fractura de dos dedos en su mano
izquierda eran poco, el jardinero de los Bravos se complicó más las cosas al
sostener una agria discusión con su esposa Génesis que no llegó más lejos ante
la intervención de la policía de Georgia.
Era
la segunda vez en menos de 15 meses que la pareja se veía involucrado en casos
de violencia que llegaba a la justicia.
En
juego estaba su matrimonio, su contrato de US$65 millones con los Bravos (que
de inmediato revisaron las letras pequeñas y buscaron las opciones para
anularlo) y una carrera que, de haber sido encontrado culpable y ser enviado a
la cárcel, podía haber terminado: a los 30 años.
Pero
las aguas corrieron a su favor y el tiempo se ha encargado de devolver la alegría
que le brota con facilidad de su rostro. Las acusaciones de violencia se
cayeron en noviembre, pero la MLB esperaba el veredicto para aplicar la
suspensión (que fue por 20 juegos y US$1,5 millones), lo que le impidió jugar
el resto del año, aunque sí recibirá su anillo de Serie Mundial.
Esa
falta de turnos en el verano abrió las puertas para que el de Boca Chica
regresara a la Lidom tras seis años de ausencia, un circuito al que ya había
cerrado las puertas.
“A mi familia, a mi esposa especialmente que
ahora mismo está en el concierto de Carol G y viene por ahí a celebrar
conmigo”, respondió Ozuna cuando fue preguntado sobre a quién dedicaba la
corona con los Gigantes.
Ozuna
se integró a los Gigantes el 18 de noviembre (ya con 19 juegos disputados), y
terminó empatado en el liderato de cuadrangulares con su compañero Juan
Francisco y con Aderlin Rodríguez (Escogido).
Posar
como si fuera a tomarse un selfie luego de pegar un cuadrangular cuando llegaba
al plato en las Grandes Ligas agregó otros capítulos en la Lidom, puesto que
las “tomas” comenzaron con los coaches de primera y tercera y al llegar al
plato se unía todo el dugout y hasta el árbitro del home tenía que alejarse
para no ser parte del show. Una dinámica que molestaba a algunos y que era
aplaudida por otros.
En
los cinco partidos de la final, el bate de Ozuna fue tan efectivo que disparó
tres cuadrangulares, una cifra similar a la que otros necesitaron para ganar el
cetro en una temporada regular. El último lo pegó el sábado en el partido,
final, uno que produjo las tres primeras carreras, mientras era acosado por una
parte del público en el Tetelo Vargas que le vociferaba palabras ofensivas.
Y
una forma que le permitirá llegar mejor preparado a los campos de
entrenamientos si los dueños y jugadores se ponen de acuerdo para retomar el
béisbol antes de que concluya la primavera.
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