Freddy Medrano
SANTO DOMINGO (Exclusiva). -
La mañana era completamente fría. Todo transcurría normal, y los médicos con
sus emblemáticas batas blancas fueron llegando a una clínica del sector Don
Bosco, en el Distrito Nacional, para ocupar sus respectivos consultorios.
Comenzó la faena de trabajo.
Era viernes. Inicio de fin de semana al
estilo República Dominicana.
Los pacientes ya habían llegado para esperar
a los galenos.
-Don José cómo se siente-, dijo Erick
Sánchez, especialista en cardiología, a unos de sus pacientes.
En Don Bosco, un barrio de clase media, las
noches lucen desiertas contrario a las horas del día, donde el tránsito de los
vehículos convierte a la barriada en una especie de gallera pueblerina.
-De aquí, después de una faena como ésta
vamos a divertirnos un poco-, exclamó Sánchez, quien tiene 28 años.
Antonio Hernández, gastroenterólogo, alzó los
brazos en señal de que había concluido con su faena en el centro médico.
Luego del final de la jornada, al
gastroenterólogo Hernández y el cardiólogo Sánchez, se unieron sus colegas, el
dentista Antonio María, el pediatra Virgilio Santiago, el fisioterapeuta
Quilvio Encarnación, y el oftalmólogo Jhonny Bárcenas.
-Como hoy es viernes, que tal si nos vamos al
apartamento de Naco-, sugirió Sánchez.
- ¡Correcto! -, gritaron al unísono todos los
médicos.
Naco es un sector de clase media alta, que se
caracteriza por tener buenos restaurantes y elegantes torres residenciales,
parecido a ciertas áreas del Condado de Miami Dade, en los Estados Unidos.
Los galenos llegaron a un apartamento de la
calle Gracita Álvarez, ya sin sus batas blancas y con ropa de fin de semana, de
colores llamativos.
Sánchez es hijo de un importante
exfuncionario del Gobierno: Un exministro de Salud Pública.
Dentro del apartamento, uno de los médicos
pidió escuchar música de los españoles Julio Iglesias y Miguel Rafael Martos
Sánchez, “Rafael de España”.
Las canciones melodiosas de los artistas de
la Madre Patria, acompañada de unos tragos de vino y whisky transformaron el
ambiente en el apartamento en una fiesta desenfrenada.
-Es una habitación muy agradable-, dijo
suavemente Sánchez.
A medida que iban avanzando las horas, los
profesionales de la medicina perdían el equilibrio de sus pies y los efectos
del alcohol eran evidentes.
Erick Sánchez no pudo soportar los estragos
del alcohol y vino, cuyo consumo inició una vez acudió al apartamento de la
Gracita Álvarez.
-¿Qué pasa?-, gritó el cardiólogo.
Al abrir sus ojos soñolientos, Sánchez
despertó y observó que sus compañeros de clínica estaban completamente
desnudos.
Se abalanzaron sobre el cuerpo del joven
cardiólogo y practicaron el sexo anal.
Del grupo de los cinco médicos, solo uno de
ellos fue acusado de violación sexual y luego sentenciado por violar al hijo de
un exministro de Salud Pública.
El caso reposa en los archivos de la Fiscalía
del Distrito Nacional, en el sector de Ciudad Nueva, en la capital dominicana.
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