Redacción Freddy Medrano
SANTO DOMINGO, República Dominicana (EXCLUSIVO).- Corría el año 1977 cuando Pascual
Ramírez era el candidato a síndico del municipio de Sánchez, en Samaná, por el
Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
De pronto, recibió un
inesperado telegrama desde el Distrito Nacional: el presidente Joaquín Balaguer
quiere verte.
Al día siguiente
Ramírez se presentó a la casa número 25 de la avenida Máximo Gómez, en el
Distrito Nacional, donde por más de 50 años, residió el fenecido gobernante del
Partido Reformista Social Cristiano (PRSC).
“Balaguer le dijo a mi
hermano que no le hiciera campaña en contra, que le iba a dar lo que él pidiera”,
dice César Ramírez Núñez, hermano de Pascual, con el dolor reflejado en su
rostro.
La respuesta del
candidato a síndico del PRD por Sánchez Ramírez fue visceral: “No presidente,
yo voy a luchar por los intereses del pueblo”.
Tras el encuentro con
Balaguer, Ramírez regresa al municipio de la provincia de Samaná a continuar
con sus labores de campaña política.
Su hermano César, un
comerciante de 52 años, se muerde los labios para continuar conversando con
periodistas de El Orientador, y respira profundo para que sus palabras puedan
escucharse.
“Unos militares fueron
a la casa, lo buscaron, cuando eso fueron a buscar también al padre Pedro
González, y no lo encontraron, pero los guardias siguieron buscando a Pascual”,
refiere.
El comerciante de
Villas Agrícolas, en la capital, explica que a Pascual lo siguieron en una
yipeta que estaba estacionada a la
salida de Sánchez.
“Llegando a Cotuí por
unos matorrales lo mataron, a finales del año 1977”, recuerda César. Una pesada
lágrima cae densamente en la botonera de su camisa.
“Pascual era un hombre
muy bueno, allá todo el mundo le guardó luto, familia y no familia, porque era
un hombre que luchaba a favor de las necesidades del pueblo”, dice.
El candidato a síndico
Ramírez estaba casado y había procreado 4 hijos.
César Ramírez hermano de Pascual Ramírez, el candidato a síndico del PRD por Sánchez.
Los medios guardaron silencio
La muerte planificada
de Pascual Ramírez no fue reseñada por los médicos de comunicación de la época,
porque algo raro olía en Dinamarca.
“No podía salir porque
a nosotros nos amenazaron, en ese tiempo no podíamos hablar ni nada, porque esa
vez, nos amenazaron de que, si hablábamos, éramos familia muerta”, rememora el
comerciante Ramírez.
César recuerda que su
hermano Pascual Ramírez fue asesinado cuando ya la filosa tarde se entregaba a
los brazos de la noche en las silenciosas veredas de Cotuí, y dos jamás su
cadáver fue localizado para darle cristiana sepultura.
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