Domingo
Batista*
Muchos son los amigos que me han dado muy
buenas opiniones sobre la honestidad del Defensor del Pueblo, el licenciado
Pablo Ulloa.
Quienes lo conocen y tratan, me han dado una
buena referencia en torno a su filosofía de vida y su apego a los cánones de la
transparencia y respeto al trabajo en equipo.
Sin embargo, un dilecto amigo me ha dado la
queja de que el licenciado Ulloa está transitando por un camino que deja mucho
que decir.
Siempre de acuerdo a lo que leí en una carta
que le envió uno de los miembros de ese órgano, el señor Ulloa se ha alzado con
el santo y la limosna al no dar participación a los demás integrantes de ese
instrumento constitucional.
En mi poder tengo la carta en que se critica al
presidente de la Defensoría del Pueblo y en donde se le acusa de ser un
violador de los mandatos que dieron origen a ese organismo.
Son tales esos señalamientos que me han dejado
estupefacto porque las referencias que tengo de él no encajan en los enunciados
difundidos por sus compañeros de organismo.
Entre los puntos violados, supuestamente, está
el de no reunirse con los miembros para discutir los planes de trabajos.
De igual modo, al doctor Ulloa nunca ha rendido
un informe sobre lo que hace, desconociendo los mandatos exigidos en la
Constitución de la República.
Tal es el caso que -todavía- están a la espera
de que convoque a una reunión para recibir los detalles de lo que hizo en el
período 2020 y 2021.
La carta, que me fue suministrada hace una
semana, también denuncia que los miembros de esa institución desconocen qué se
ha hecho con los recursos de la entidad.
Se alega de la existencia de depositados en
certificados a plazo fijo y de cuentas corrientes y otros aspectos relacionados con las finanzas de la
entidad.
El remitente del documento hace varias
preguntas al señor Ulloa y creo que -en ese tipo de instituciones públicas- no
se puede manejar como un instrumento personal.
La misiva también es muy cuestionadora del
manejo que da el Defensor del Pueblo a sus compañeros y le recuerda que ése es
un organismo compuesto por otros miembros y que debe reunirse con ellos cada
cierto tiempo.
Estimo que Ulloa debe rectificar esa postura y
comprender que, mientras más claridad, mejor amistad.
No debe marearse con el cargo.
Tiene que democratizar la toma de decisiones y
trabajar en equipo con los electos miembros de la Defensoría del Pueblo.
De no hacerlo, se estaría convirtiendo en una
especie de dictador y esa no sería una astuta decisión.
Ulloa debe evitar que los cañonazos de la
individualidad destruyan un proyecto tan necesario para afianzar las libertades
públicas en República Dominicana.
*El
autor es periodista por más de 45 años. Reside en el Distrito Nacional y laboró
por mucho tiempo en el vespertino El Nacional.
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