Por Julio Altagracia*
El tema de la
migración haitiana a nuestro país, ha sido siempre un grave problema, en todos
los órdenes para la República Dominicana y lo será por todos los tiempos. Duarte,
lo previó así al fundar la Sociedad la Trinitaria con sus luchas, sacrificios y
resultados, fue su mejor aporte al enfrentamiento de esa realidad. Sin embargo,
el deterioro progresivo del orden institucional en el vecino país de Haití,
donde el caos se ha adueñado de sus calles, campos e instituciones y cuya
autoridad la imponen bandas criminales que se distribuyen el territorio sobre
la base de: saqueos, destrucciones y crímenes atroces, cuyas consecuencias
amenazan peligrosamente y como nunca la seguridad, el orden y la soberanía de
la República Dominicana.
Mientras eso sucede
al otro lado de nuestra frontera, la comunidad internacional se ha mostrado
irresponsable, sorda, ciega e indiferente a lo que allí acontece y a los
denodados reclamos a gritos de nuestras autoridades para que acudan a poner
orden en ese Estado fallido, y también en parte a la acción de nuestro
liderazgo político que pretenden lucir ajenos o críticos de las acciones
oficiales y los sentimientos del pueblo, en la esperanza de ganar capital
político y donde su irresponsabilidad y oportunismo atentan contra los
cimientos del orden, la estabilidad, la seguridad y la soberanía que a base de
tantas lágrimas, sacrificios y sangre, ha logrado nuestra República Dominicana.
Dada la situación expuesta sucintamente, más arriba, se impone hoy con todo el rigor y más que nunca, la urgencia de la construcción del muro fronterizo. La soberanía nacional así lo demanda ya que esta sería la única tablita de salvación de lo que pudiera pasar entre aquel y este lado de nuestra frontera, teniendo de frente a una comunidad internacional que busca afanosamente en nosotros, un chivo expiatorio para encubrir su irresponsabilidad y pretensiones, por todos conocidas.
El tema de la
migración haitiana no se debe ver como un problema sólo del Gobierno Nacional,
debemos verlo como un problema de todos los dominicanos sin excepción y la
construcción también del muro. También debemos verla así, por lo que entendemos
que debería declararse la construcción del muro, como una emergencia nacional,
y como expresamos más arriba, en estos momentos la construcción del muro debe
verse como la única tabla de salvación de lo que pudiera ocurrir en la frontera
Dominico- Haitiana ante el desorden y el bandolerismo que arropa a ese
territorio.
Aunque luzca extraño
que a esta altura de la civilización humana y las aperturas universales estemos
abogando por la construcción de un muro fronterizo, la realidad es que el caso
de la República Dominicana debe verse como algo excepcional, y es por ello que
la construcción del muro debe hacerse sin demora y sin depender exclusivamente
de las posibilidades económicas del presupuesto nacional y las autoridades
gubernamentales. La urgencia de levantar el muro requiere el apoyo moral,
profesional y económico de todos los sectores de la vida nacional y de cada uno
de los dominicanos. La construcción del muro debemos verla como la seguridad y
soberanía de nuestro país y debe convertirse en una jornada que involucre y
conmueva la conciencia nacional y que enarbole lo más puros sentimientos de
nacionalidad y patriotismo.
En ese orden, somos
de opinión que pudiera crearse una organización apolítica y apartidista, que se
pudiera denominar como: “Un Block para el Muro”, mínima donación para la causa
por cada dominicano, integrada y coordinada por ciudadanos de reconocida
trayectoria nacionalista, entre los que podemos citar a, Don Marino Vinicio Castillo,
y sus hijos, entre otros. Solo por poner un ejemplo, serían excelentes, para
que con el respaldo de todo el pueblo y el Gobierno Nacional tengan como única
misión la construcción del muro en el menor tiempo posible. Esta sería, sin
dudas, la mejor acción para crecernos una vez más con el esfuerzo individual de
todas las fuerzas y sectores de la vida nacional, entre ellos: Empresarios,
Constructores, Ingenieros, Maestros, Albañiles, Comerciantes, Sindicatos,
Estudiantes y un etc. que vincule a todos los dominicanos sin excepción.
“Un Block para el
Muro”, o cualquier otra denominación que se le pueda dar, para convertirse en
estos momentos en un elemento aglutinador y motivador para la creación de un
sentimiento nacionalista dirigido a promover, junto a nuestras autoridades
castrenses, el mayor resguardo de nuestra frontera y de la soberanía nacional,
así como de nuestra dominicanidad.
No quiero concluir
estas Reflexiones sin aclarar mi atrevimiento de mencionar, inconsultamente,
nombres de personas y de familias para la jornada sugerida. De la familia
Castillo, con don Vinicio a la cabeza, solo conozco su trayectoria, no los he
tratado nunca, salvo al doctor Pelegrín Castillo, con quien compartí curules en
la Cámara de Diputados, y más bien es una familia con la que casi siempre he
estado en posiciones políticas adversas, lo que no me impide reconocerles sus
méritos.
*El autor reside en Santo Domingo. Fue diputado, y actualmente es abogado en ejercicio.
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